Se empeñaron en quitarnos cosas
la avaricia les llevó a su huerto
y ahí aprendieron a jodernos.
No les saciaba nada.
Nos quitaron hasta lo básico
un hogar, un techo
donde esquivar el hielo.
Nos hicieron bailar en el barro
y se reían de nuestros tropiezos.
Nos alienaron tanto,
que no se imaginaron,
que acabarían quitándonos el miedo.
Un día empezamos a cansarnos
de tener que andar entre sus desperdicios
de pelearnos por sus migajas,
y tocamos fuerte los tambores
para que todos se enterasen
de que salíamos a por ellos.
Podéis venir.
Despertamos,
y nos organizamos
para destruir la red de especulación
con la que nos tenían atrapados.
Nos desgarramos las manos
y la voz gritando
que no podían traficar con los principios,
con los derechos, con las personas.
Nos humillaron, dispararon,
nos pegaron y encerraron,
intentaron hacernos desaparecer
con leyes dictatoriales
sacadas de las mangas
de los grises abrigos del pasado.
Y no lo consiguieron.
Nos unimos, cada vez había más,
volvimos a gritar
nunca nos habíamos callado.
Dispuestos a hacerles vomitar
todo lo que nos habían engullido.
Después de conseguir
tras siglos y siglos de trabajo,
lucha y carencia
cuatro mínimos derechos.
Después de que muriesen
miles de anónimos héroes insurrectos
pidiendo condiciones humanas
"humanas" curiosa palabra,
cada vez con menos significado,
quieren hollar sobre nuestras espaldas
para seguir llenándose los bolsillos
como humanimales,
gordos depredadores.
Después de echarnos a la calle con lo puesto,
de reírse de nuestras aspiraciones,
de marearnos y manejarnos como marionetas
compradas por dos duros.
Al final terminaron por cabrearnos a todos
y no nos fuimos, nos quedamos,
nos unimos, y luchamos.
Luchamos, joder,
muertos de hambre
y sedientos de rabia
lo conseguimos.
Les derrocamos, les encerramos,
y la justicia vino a besarnos la cara.
Y dormimos tranquilos.
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