viernes, 3 de noviembre de 2017

Hija del mal

"Duele nacer cuando ni lo habías pedido por tu cumpleaños,
ni lo mereces como castigo."

¿Qué tienes dentro?

Sólo es inseguridad,
la que me inocularon al ver como me mordían los que me besaron nada más nacer.

Sólo es odio,
al ver los cortes que me hice cada vez que quise tener un hogar.

Sólo es desconfianza
porque a veces tengo que esquivar piedras que me tiran los que me parieron.

Sólo es derrotismo
al ver que hagamos lo que hagamos la injusticia siempre va a ir un paso por delante.

Sólo son esporádicas ganas de morir
porque el señor dedos torcidos tenía razón y aquí ya no vamos a encontrar nada bueno.

Sólo es miedo
ante la posibilidad de que algún día pueda conseguir reunir el valor justo para arrancarme los ojos.

jueves, 21 de julio de 2016

Han pasado veintitrés años y aún me duele haber nacido

¿A ti qué coño voy a contarte si tú nunca has podido contarle nada a nadie?

Primero no pedí nacer,
luego tampoco pedí tener esta sensibilidad de mierda con la que al principio me dolía todo.
Después no pedí que los responsables de mi vida fueran: uno negligente y otra indulgente.
No pedí que cuando todavía era una niña usaseis mi cuerpo como escudo en vuestra masacre.
Tampoco pedí que me limpiaseis después con alcohol y lágrimas.
No pedí estar en medio de vuestra guerra, ni que me clavaseis tenedores en los ojos cuando la bomba estalló y se llevó mis brazos.
No pedí que me ignoraseis cuando decidí hundirme en el pozo que vosotros mismos habíais cavado.
No pedí llenarme de complejos que nunca me intentasteis quitar.
No pedí no tener ninguna base, ni caerme ante cualquier cosa por esta sensación de desprotección continua.
No pedí estas marcas en las muñecas.
Tampoco os pedí ayuda aunque pensé en hacerlo, pero ¿para qué? si este desorden mental se había gestado bajo vuestro techo y lo habíais dado de comer.
No pedí sentirme la más pequeña del mundo a vuestro lado, ni al de todos.

Sí recé cada noche a un Dios que sabía que no existía para que tú, especialmente tú, que después de la explosión decidiste desaparecer, volvieras a conocerme y a abrazarme.

No pedí auxilio cuando decidí ponerme una bolsa en la cabeza porque tampoco pedí nunca estar aquí.

La paja en el ojo ajeno siempre, no vaya a ser que tengamos que arreglar algo.

Me hace gracia tener que oírte criticar a esa familia que tiene tres hijos, cuatro perros adoptados y otros no sé cuantos de acogida porque según tú no pueden tener tiempo para todo y no es ni lógico, ni normal dar cobijo a tantos animales abandonados; cuando tú fácilmente tuviste una hija y la empezaste a hacer un poco de caso sobre los diecisiete años y te piensas que eres un buen padre por llamar una vez a la semana y verla una vez al mes si llega.

La puta rehostia de gracioso, oye.

jueves, 14 de julio de 2016

Ingenua

Como el día que dijiste que después de ese golpe tan fuerte ya no te dolería ninguno más.

Como el día que supiste lo que es la indefensión aprendida.

Como el día que al mirarte las secuelas concluiste que, a veces, luchar es demasiado caro.

Como el día que pensaste que ya estabas recuperada y fuerte.

Como el día que creíste que la felicidad había venido para quedarse.

Como el día que conociste a la estabilidad y te enamoraste de ella, pero ella de ti no.

Como el día que soñaste que ya nunca más ibas a estar triste.

sábado, 7 de mayo de 2016

Inconexiones

Iba a escribir algo pero luego he recordado que llevo todo el día entrando y saliendo de la jaula.
¿Por qué os empeñáis en meter pájaros en jaulas?
Yo no soy un pájaro pero tampoco me gusta estar así. Disfrazáis las cárceles con sentimientos.
Hay pájaros con personas en sus cabezas.

Yo partiéndome el pecho para salvarte el culo y tú tirándome piedras.
Hay preguntas a las que contesto mil veces y respuestas que nadie quiere y que están deseando salir.
¿A ti que te conmueve?
Tengo tantos tipos de letra como estados de ánimo, y mis apuntes de este último mes parecen haber sido copiados por mil tipos diferentes. En otro orden de cosas, se me está olvidando escribir.

"Sólo tú eres capaz de entender por lo que estás pasando".
En mi cráneo flotan peces y tú jugaste a cazarlos.
¿Qué coño sabes de mis crisis? Si tú nunca has visto autodestruirse a las personas que te tenían que proteger.
No nos autocompadecemos pero es que no nos quisieron dar una base a la que aferrarnos cuando todo es un puto caos.
¿Quién te ha quitado los mecanismos que nunca te quisieron enseñar para enfrentarte?
Menos mal que somos expertos en crisis.

¿Se ha acabado el mundo ya?
¿Qué pretendo encontrar internándome en el viento?
No eres tú, mundo,
soy yo, que a veces no te aguanto.


Han pasado tantas cosas últimamente que no me acuerdo de ninguna.

domingo, 10 de enero de 2016

Desgaste



Así que por favor, tengan paciencia conmigo que yo  no puedo tenerla con nada.
¿Y tú qué coño sabes de mis crisis? Mi mente es una patera que no encuentra tierra, de vez en cuando encuentro una isla o me aíslo yo, más hundimiento.
Todos los días cometo errores que al día siguiente me gustaría poder rectificar, nadie sabe lo agotador que es eso. No estar contenta conmigo, ni con nada. Y cada vez son peores.
Hay brazos que me abrazan y estrangulan según el día. Hay amigos que no entienden y  no preguntan. Me duele un poco que no me cueste nada decir adiós. Toma contradicción, toma yo últimamente.
¿Qué lees? He pensado las cosas más extremas del mundo en el mismo mes, y con las dos estaba completamente segura. Me incendio, cómo si sirviera para algo. Somos un país violado que llama por las noches a su verdugo para que vuelva. A veces el dedo pequeño intenta defenderse pero es frenado. Resucitas fantasmas como si no me hubiese costado enterrarles. Me escondo en asuntos secundarios como si no fuera capaz de encarar a los importantes.
A veces parece que voy a explotar y al final sólo trago saliva.
Soy una mecha encendida en un sitio en el que no quiero estar, y me apago, y me encienden, y me apago, y me desgasto sin hacer nada.
Me escondo y lloro y me incendio y me rompo y me apagas.
A veces veo campos de tulipanes ante mí y sólo sé quemarlos.
Alejandra y Mónica han roto, igual que mis padres, igual que yo.
Espero lo peor de la gente mientras tú les regalas tu vida.
Yo no estoy aquí, estoy en ese lugar del que has oído hablar y que tanto te espanta, estoy en el sitio del que te hablé el día en que nos conocimos. Que no, que no hay tanta guerra, pero reconozcámoslo, no estoy bien.
Me gustaría que vinieras conmigo cuando no voy a ningún sitio. Podría luchar contra todo pero es que este desencuentro no me deja. Ojalá pudiérais ayudarme sin matarme.
Que triste es ser feliz y no saberlo.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Pobre del que no tenga nada roto en su vida

Reconozco que por mucho que me haya quejado, llorado, armado, desesperado, quemado o herido; el que las circunstancias me hayan educado a base de hostia limpia es una de las mejores cosas que me ha podido pasar.
Que yo he llegado a ser muy pringada y pensaba que la vida iba a ser lo que yo quería cuando yo quería, quedándome en la superficie de todo, sin conocer lo mágico aunque doliera. Sin salir de mi puta caverna de conversaciones sin sustancia, fiestas y películas de mierdamor cursis.
Joder, seguramente viviría con los ojos vendados y estaría perdida, o peor, vacía, sin tener ni puta idea de como afrontar adversidades, o sería una cobarde que esconde la cabeza ante ellas como otros tantos, yo que sé.
Pero me veo más guapa con cicatrices, me gusto más con esta mirada rota y desafiante que lucha por conservar algún gramito de inocencia sin dejar de tener las cosas claras.

Me gusta esto de las pistolas y las flores. Enfrentarme a cosas y que en vez de la de agobiarme, la primera sensación que se me venga encima, sea la de ponerme cachonda al agarrar el toro por los cuernos y ponerme a cavilar sobre la mejor manera de solucionarlo.

Que ser un caos no es tan malo si tienes claro que cuando suene tu canción favorita vas a ignorarlo todo y salir a bailar como mejor te has enseñado.

Joder, ¿cómo me iba a perder ese puro placer que supone el estar debatiendo conmigo misma, arrinconándome y llevándome a salidas que dibujan mirillas en mi raciocinio?
Que si no fuera por esta introspección vital, ¿qué coño hubiera sido de mí y de mi bolígrafo?
¿Cómo me iba a perder esto? Una vida sin tener una puta conversación con Nietzche o con Kierkegaard.
¡Sin toda esta pasión por la vida!

Sin el resonar de las cuerdas de una guitarra alborotando constantemente mi cabeza.
Sin la poesía grabada en mi piel como bote de emergencia ante cualquier naufragio o en otros casos, como los fuegos artificiales de la fiesta constante que hago por la vida y por ti.
Sin las noches maldiciendo borracha de bohemia con Rimbaud, sin su barco, o sin las flores malditas de Baudelaire.
Sin la hoguera ardiendo dentro, iluminándome el sueño de la razón y todos sus monstruos y criaturas mágicas.
Sin esta mirada de loba con intermitente necesidad de salir las noches de luna llena a aullarle al mundo.
Sin estas ganas de sentir la vida en lo más profundo de mi piel, de enamorarme de ella y de cantar en lo alto de un balcón con el amor de la mano.

Que yo soy más de vestido roto, de cuerdas rotas, de cabeza rota, de corazón roto, de familia rota, de creatividad rota, pero de canciones que suenen alto, de constante revolución a flor de piel, y de sueños siempre enteros y vivos,
 y con eso soy feliz,
y con eso, sonrío.