lunes, 11 de marzo de 2013

Crisis de existencia un día del padre de algún año de estos:

Todos tenemos nuestro monstruo del armario, una infancia mal curada que nos deja huella.
Unos cimientos mal puestos que hacen que nos desmoronemos cada poco, que no seamos lo suficientemente fuertes, que no tengamos anticuerpos.
No juzgo a nadie nunca, porque sé lo que duele ser juzgado gratuitamente, sin conocer los hechos.
Hay que aprender a desprenderse de los miedos, a no vivir por nadie. A caminar esquivando las piedras que nos lanza el destino, y si alguna nos da, a ponerle agua oxigenada a la herida, y seguir caminando. Y no lo que hacemos normalmente, que nos dedicamos a hundirnos en el dolor que nos produce ese golpe, a observar la herida y a lamentarnos.
Para todos aquellos, que crecieron sin cimientos, que les faltó un padre, una madre o su cariño: Si hemos llegado hasta aquí, podemos llegar a cualquier lado, somos más fuertes de lo que nos creemos, pero tenemos que demostrárnoslo sólo a nosotros mismos.

Te falta un cimiento, y eres más débil que el resto por ello ¿y qué?
Nadie ha dicho que no podamos cambiar las reglas del juego, y construir nosotros mismos ese cimiento que no nos dieron. 

Y, si conseguimos con todas estas dificultades que nos ha dado la vida, salir adelante, y ser felices,   seremos mucho mejores que otras personas que consiguen lo mismo con más facilidades.