lunes, 16 de abril de 2012

Diciembre, no vuelvas:

Diciembre son cristales rotos del espejo de la entrada de tu casa por un puñetazo.
Diciembre es una niña sin hogar caminando sobre la nieve.
Diciembre es echar de menos y no saber a quién.
Diciembre es llover por dentro y que no se note.
Diciembre es intentar escribir palabras cálidas con las manos congeladas.
Diciembre es recibir la visita inesperada de todas tus ilusiones rotas.
Diciembre es intentar no odiar/envidiar a todos los que son felices en navidad.
Diciembre es caminar descalza entre los escombros de la vida.

Nobleza obliga

Si yo se que me quieres. Lo que me duele es que me quieras porque la sangre (que tanto defiendes) obliga. Y no por mí. Porque no me conoces. ¿Cómo vas a conocer a alguien al que ves 10 días al año, y ni si quiera son seguidos? No hay tiempo físico para conocer a alguien en 10 días.
No sabes si lloro, si finjo, si soy feliz de verdad. Me tomas en serio cuando empiezo a refunfuñar, y todo el mundo sabe lo que me cuesta realmente odiar.
No ves ni cuando fallo, ni cuando cambio, ni cuando evoluciono.
Yo tampoco te conozco, ni sé como pedirte ayuda, ni como contarte mis cosas, ni si eres feliz de verdad, ni como hacerte feliz.

Sé que lo hemos tenido difícil, que nos hemos hecho daño, que se nos ha dado mal entendernos. Pero de un tiempo a esta parte el drama se ha minimizado, y ha habido tiempo de sobra para estar juntos, pero algo nos lo ha impedido. No sé si sólo ha sido el miedo, o también el desinterés.
No sé como terminar este escrito, no se me ocurre nada, que ya no haya dicho. Ah sí, que somos gilipollas.