viernes, 16 de agosto de 2013

¿Qué quieres que te diga?
Sin ese fuego,
no sé ser.
Puedo llevarte a obras de teatro
y recitales de poesía.
O ser una loca del coño
que te trae cervezas,
mientras baila todas las canciones del verano,
y algún que otro tango de Gardel.

Puedo bajar al infierno,
pelearme con tus demonios
y volver invicta,
sólo porque ha sido por ti.

Una señora en la calle y una poeta en la cama.
Puedo esperarte y ser Penélope,
o lanzarme a la batalla disfrazada de soldado,
y que arda la ciudad.
Ésto último es lo que me va más.

Puedo hablar a escondidas con tus miedos
y hacer que desaparezcan
a base de caricias.

Incluso hacer que Pegaso perdone
la soberbia de Belerofonte.

Recorrerte con besos
a paso de tortuga,
o hacer que se te ponga el corazón
a mil por hora.

Someterme a la crítica.
Inventarme un final para la historia interminable.

Yo que sé,
construirte un castillo deforme
con la arena de todas las playas del sur.

Lo que no puedo hacer,
calmar la tormenta de mi boca.
Asesinar lo que llevo deseando
desde que sé que quiero esto.
No puedo.
Si me pides eso,
no me quedará nada

Y no seré yo.

jueves, 15 de agosto de 2013

Fuimos dos guerreros autónomos
encontrados y unidos ante el mundo.
Ordenábamos el caos quitándonos la ropa,
y así todas las preguntas del mundo dejaban de importar.
Cerrábamos heridas con sólo tocarnos.
Construimos el mundo de cero como si la historia no contase,
y así solíamos conseguir que el pasado no doliera.
Me abrazabas y al mal no le quedaba mas remedio que rendirse.
Cada vez que pronunciaba tu nombre
el cansancio y la desgana se daban la vuelta.

Y así teníamos que haber seguido,
desafiándolo todo.

Pero dejamos de bailar en mitad de la calle,
ya no despegábamos a correr sin motivo.
El silencio fue ganando terreno.
Nos volvimos la víspera de todo y la llegada de nada.
Estrellamos nuestros cuerpos contra la mediocridad.
Le dimos la razón al tedio sin esfuerzo.
Matamos a los besos
y cuando deja de haber besos,
las primeras heridas empiezan a aparecer.

Pudimos ser épicos, estuvimos cerca.
Pero nos convertimos en los asesinos de la primavera.

Nuestra historia nunca fue triste,
lo triste fue dejarla morir.