domingo, 10 de enero de 2016

Desgaste



Así que por favor, tengan paciencia conmigo que yo  no puedo tenerla con nada.
¿Y tú qué coño sabes de mis crisis? Mi mente es una patera que no encuentra tierra, de vez en cuando encuentro una isla o me aíslo yo, más hundimiento.
Todos los días cometo errores que al día siguiente me gustaría poder rectificar, nadie sabe lo agotador que es eso. No estar contenta conmigo, ni con nada. Y cada vez son peores.
Hay brazos que me abrazan y estrangulan según el día. Hay amigos que no entienden y  no preguntan. Me duele un poco que no me cueste nada decir adiós. Toma contradicción, toma yo últimamente.
¿Qué lees? He pensado las cosas más extremas del mundo en el mismo mes, y con las dos estaba completamente segura. Me incendio, cómo si sirviera para algo. Somos un país violado que llama por las noches a su verdugo para que vuelva. A veces el dedo pequeño intenta defenderse pero es frenado. Resucitas fantasmas como si no me hubiese costado enterrarles. Me escondo en asuntos secundarios como si no fuera capaz de encarar a los importantes.
A veces parece que voy a explotar y al final sólo trago saliva.
Soy una mecha encendida en un sitio en el que no quiero estar, y me apago, y me encienden, y me apago, y me desgasto sin hacer nada.
Me escondo y lloro y me incendio y me rompo y me apagas.
A veces veo campos de tulipanes ante mí y sólo sé quemarlos.
Alejandra y Mónica han roto, igual que mis padres, igual que yo.
Espero lo peor de la gente mientras tú les regalas tu vida.
Yo no estoy aquí, estoy en ese lugar del que has oído hablar y que tanto te espanta, estoy en el sitio del que te hablé el día en que nos conocimos. Que no, que no hay tanta guerra, pero reconozcámoslo, no estoy bien.
Me gustaría que vinieras conmigo cuando no voy a ningún sitio. Podría luchar contra todo pero es que este desencuentro no me deja. Ojalá pudiérais ayudarme sin matarme.
Que triste es ser feliz y no saberlo.