miércoles, 17 de diciembre de 2014

Encontrarse es difícil. Cosas que he estado haciendo. (17/11/2014)

(A todos os habrá dado alguna vez la vida una hostia, o varias. Bien, aquí está el camino que recorrí cuando una vez creí tenerlo todo y mi vida decidió darse la vuelta en todos los sentidos.)

Romperme en cuatro.
Volverme loca.
Salir corriendo.
Soñar varias veces con Baroja
y hablar con él.
Emborracharme con un extraño.
Imitar a Kerouac.
Aprender esperanto.
Follar en la santa sede.
Romperme en ocho.
Viajar a Indianapolis,
comer no se qué de pato, vomitar y volver.
Vender mi alma,
encontrarla rebuscando en la basura en forma de gato,
y llevármelo a casa.
Salir a pasear a un perro a las tres de la mañana,
intentar hablarle al dueño de Unamuno,
y al ver que no podía
huir de allí a las cuatro.
Romperme otra vez
ahora en cincuenta.
Aprender a dar la vuelta en el aire a las tortillas.
Tocar la guitarra con resaca.
Contarle mis secretos a un admirado desconocido de Granada.
Amanecer en un sitio en el que nunca antes había estado con la cara manchada y el vestido mojado.
Construir una fortaleza con palillos, pinturas y piedras.

Para acabar otra vez frente a ti y decirte:

"No te he olvidado."

Intentar restaurarnos y destruirnos más.
Reencontré mi habilidad para suscitar el caos,
y volví a ahogarme entre la desgana.
A no necesitar eso,
a no necesitar nada
salvo a mí.
A reconocerme entre papeles desordenados.
Me metí en una fuente desnuda
bailé y volví a casa.
Soñé con Kierkegaard y
tomé café con Sartre
ambos me abrazaron fuerte,
éste último más.
Hablé conmigo,
me pregunté qué me pasaba.
¿Qué es el amor y qué es lo que ha hecho conmigo?
¿Qué he hecho yo con él?
Provoqué el desastre sin querer, como Luis Ramiro
Fui juzgada,
sólo encontraron desinterés forzado
por un mundo que no me pertenecía.

Me crucé con unos ojos marrones
que cosieron mis cincuenta trozos y
lo vi todo mucho más claro.

Una vez estuve enamorada muy fuerte.
Una vez yo habría dado cualquier cosa
hasta que vinieron a matarnos,
tú no hiciste nada y yo
al ver la situación
me uní a los enemigos.

Después me quedé vacía
y ya no entendía nada.

Hasta ahora, que me quiero,
que beso al amor todos los días
me da cobijo
y promete no soltarme.

¿Quién puede fiarse?
Pero es eso justamente de lo que hablo:

yo le creo.