lunes, 29 de septiembre de 2014

Puede que la clave resida en esta diferencia

Y si te analizas y descubres que no fue por amor sino por comodidad o conformidad por lo que soltaste la imprudencia esa de que te querías quedar.

Los dos nos merecíamos esto

"Tsunami rubio de ojos verdes."

"Que sus ojos eran color tierra en la que echar raíces."

Llevo toda la noche metida en canciones de Andrés y pseudopoemas de desamor y amor que dicen entendernos, pero que no saben explicarnos.
Llevo más de un mes de Mayo y un Octubre debatiendo con Chaplin sobre lo mal que contamos este chiste en el que nos quedamos atrapados casi un año, llevo cinco minutos dándome cuenta de que por fin hemos sabido salir y de que joder, qué difícil ha sido.
Llevo veintitrés minutos sintiendo el alma llena por una sonrisa que va dedicada a ti, después de los diez minutos y otros diez de antes con pinchazos en el pecho.
Me he dado cuenta de algo que tus dedos no me han dicho porque ya no me tocan, pero mira esas palabras que has creado por ella, mírame a mí recitándole a él textos como si su pecho fuera el lugar donde el amor decidió darme cobijo, como si me hubiera reencontrado; mejor, como si nunca me hubiese perdido.

Míranos a ti y a mí gritando con toda la fuerza que el amor no es una mierda después de habernos partido el corazón por trescientos sitios distintos.
Mira y dime si hicimos mal boicoteando nuestra propia revolución, abandonando un barco que ya no sabía llevarnos a ninguna parte que no fuera el fondo de la desgana.
Mírame y dime que no huele bien su pelo, que no haces una fiesta cada vez que se ríe y que no te mueres cuando se queda mirándote fijamente un ratito, y tus miedos se pelean por ver cual de ellos salta primero por la ventana.
Atrévete a mentirme diciendo que podíamos seguir luchando en defensa de la muerte cuando ahora tenemos todas estas ganas de vivir.
No seas cobarde y a ver si puedes negar que desde que nosotros no, no tienes más ganas de todo, no tienes más de diecisiete proyectos nuevos, y todas esas aspiraciones de mejorar y crecer como persona.

Y es que empiezo a pensar que lo que juzgamos como absoluto es lo menos fidedigno que te puedes llevar a la boca después de llevar siglos mordiendo su carne caducada.
Y es que firmaría cualquier documento en blanco para que escribieses lo que te diera la gana sobre sus costillas y en su espalda todo lo que te callaste cuando creíste quererme a mí.
El error fue querer vencer a la marea con una escoba como salvaguardia, el error fue querer mantener un lugar cálido cuando nuestra temperatura de aislamiento estaba bajo cero. Apagarnos, resucitarnos para no cargar con el peso de un cadáver a las espaldas. Lo de siempre.

No voy a negar que supusimos una transformación del alma, que hicimos época, no voy a negar que nos aprendimos con las ganas del que memoriza la dirección del trabajo de su vida, de ahí el elevado precio de rasgarnos, pero eso ya es sólo otra vieja historia que guardar para algún momento en el que salvarnos cuando no nos quede nada. Ahora no.

Si acaso un perdón por los bailes, por no saber rendirme a tiempo y por quemarme una y otra vez con las llamas de un fuego extinto. Si acaso un sí te quiero tanto, pero ya sin fiesta, sin calor, sin velas.
Si acaso un mejor así, un te echaré de menos.

Pero que no se te olvide algo:

Despedirme de ti
es lo más difícil
que he tenido que hacer
en la vida.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Voy a dejar de condenarme por ti

"Prometernos era malvendernos la piel"

Yo hice un trueque contigo y nos las cambiamos. Invertimos y perdimos. La tormenta nos arrastró a los dos aunque no simultaneamente, y no hay vuelta atrás ni hueco para la salvación.
No puedo seguir cumpliendo penitencia por una doctrina muerta.
Claro que me declaro culpable de asesinato, pero hay matices: Yo apreté el gatillo pero la pistola ya estaba cargada. No puedo seguir consumiéndome por una historia que dejó de andar en pleno invierno y no me lleva a ningún sitio.

Sacrificarme cada noche, pedirte que me hieras no fue suficiente.
He intentado redimirme, que es lo que le queda al criminal cuando todo le da la espalda. O reincide o se redime, pero a ti no te gustó la idea.
Lo siento, no puedo seguir sacándome los clavos de las llagas por las mañanas para volvérmelos a ajustar cada noche. No voy a abandonarme a la autocompasión. No voy a morir.
Tampoco me voy a quedar si no me quieres aquí.