jueves, 29 de enero de 2015

Mi interminable lista de razones

Me has dicho varias veces que te gustaría que verbalizase  mis sentimientos. Un día me preguntaste por qué me enamoré de ti y no fui capaz de contestarte abrumada por la magnitud de la respuesta.
¿Por dónde empezar? Imposible.
Esta noche he intentado responder, pero lo siento, se ha tenido que quedar en eso, un simple intento. No llega nunca la ocasión en la que deje de encontrar razones por las que te quiero. Me has hecho una pregunta trampa con respuesta infinita, suerte que a mí me encante perderme entre tus juegos.
Aquí te traigo algunas razones, espero que al menos te sirvan para hacerte una pequeña idea, pero ten siempre presente que es sólo una minúscula parte:


Me gustas porque entre tus brazos siempre hallo un lugar en el que encontrarme mejor aunque ya esté bien. Me proteges.

Me gustas por la manera en que tratas a Chaplin, me fijé desde el primer día. Esa es también la razón por la que él no puede dejar de adorarte cuando entras en casa.

Te quiero porque dices que soy una luchadora aunque te tocó a ti librar una batalla en mi lugar contra mis miedos y armaduras para hacer posible la historia más bonita del mundo.

Te quiero porque cuando intentaste besarme en lugar de dejarte hacerlo, te mostré todas mis cicatrices y tu reacción no fue largarte, sino querer curarlas.

Te quiero porque devoraste mis 51 traumatismos en 3 días y dijiste salir de allí más enamorado.

Me gustas por la manera en que te excitas cuando te lamo el cuello o te muerdo la espalda y con vehemencia te pones al mando y te encargas de que sea yo la que tiemble de placer.

Te quiero porque me salvaste de un mundo de decadente indiferencia y ostracismo de sentimientos.

Me encantas cuando te ríes descontroladamente y no te das cuenta de que me estás haciendo el regalo más grande que existe.

Me gustas cuando vamos andando por la calle y me frenas en seco porque no te aguantas las ganas de besarme o cuando bailamos en medio del paseo zorrilla, o cuando intentamos colarnos en los portales como amantes furtivos y volvemos a casa mojados.

Me encantas cuando te ríes de lo oscuro y te enfrentas con valentía a cualquier obstáculo que se te ponga delante.

Me gustas por tu mente abierta, por esa capacidad que tienes de ver las cosas desde varios ángulos y que eso haga que sea posible que hallemos con más facilidad cualquier solución.

Me gustas cuando juegas, cuando me picas, cuando te rapeo, gruñes y me besas.

Porque eres alocadamente valiente y a la vez eres perfectamente consciente de lo que quieres.

Me gustas porque compartimos ese amor por consumir cultura venga en la forma que venga.

Me gustas porque haces un mundo de mis errores solamente para que vea lo tontos que son y reírnos juntos de ellos.

Me gustas por ese efecto que causas en mí que me hace querer moverme y mejorar, y porque te encargas de hacer que vea resaltados mis puntos fuertes.

Me gustas porque me das caña sin darte ni cuenta, y me propongo cada día ser lo suficientemente buena persona como para merecerte.

Me gustas porque te rebelas contra lo impuesto, y lo haces con argumentos razonados para que todo el mundo lo entienda y ensanche sus miras. Porque aprendiste a desarrollar un pensamiento crítico y lo expones lejos de doctrinas prefijadas que la mayoría de los perdidos van repitiendo como pobres loros.

Me gustas porque en ti veo al amor de mi vida y me hago valiente y perspicaz para desarrollar estrategias que consistan en hacerte feliz y en que esto siga andando.

Me gustas porque le metiste mano a mi corazón sin saberlo y te quedaste para hacerte responsable de lo que tus actos habían provocado en mí.

Me gustas porque te sublevas cuando ves una injusticia, no te escondes y denuncias para intentar hacer de esta ciudad un sitio más bonito.

Me gustas vulnerable cuando me hablas del pasado o de lo que te ha herido, porque saber hablar de eso también es ser fuerte, y que reabras heridas sólo para que yo las vea y te conozca un poco mejor también es de superhéroes.

Me gustas por las ganas infinitas que tengo de recorrer el mundo contigo, desde tus ojos. Porque te ilusionas conmigo planeando viajes y proyectos.

Me gustas desde el primer beso, yo estaba muerta de miedo porque intuía que si te besaba iba a dar un vuelco a mi vida. Y así fue. Nunca un beso me dijo tanto, nunca un beso me enganchó de esa manera.

Me gustas porque te aprendiste mis canciones para entenderme y cantármelas cada vez que lo necesite.

Me gustas porque remueves algo en mí, y me haces querer pensar y abrir debates conmigo misma por el puro placer de descubrirme nuevas fronteras.

Me gustas porque estoy segura de que tu Shutter Island hubiera sido mejor que la de Scorsese (y mira que me gustó la maldita película).

Me gustas porque a tu lado ni la película más espesa, de por ejemplo, Gracia Querejeta se me hace aburrida, porque me sigues el juego cuando me canso y me pongo a pasear los dedos por encima de tu pelvis, y luego bajo un poco más y tú enseguida quieres devolverme la jugada y empiezo a querer poner un 10 a todas las películas que veo contigo sean como sean.

Me gustas porque no soy capaz de encontrar ni un solo motivo para que no me gustes
.
Me gustas porque no tengo ni idea de como parar esta lista que no tendría fin si no fuera porque vas a venir en cinco minutos, y esa sí que me parece una buena razón para parar el mundo y viajar contigo a otro mucho más emocionante.

Me gustas por ti, 
                               por mucho más, 
                                                            me encantas, 
                                                                                   
                                                                                    te quiero.