Ayer me volví a poner tu bata azul clarito, intente emular un abrazo tuyo pero no funcionó. Vuelve, te echamos mucho de menos.
Ya no tengo a quien cantarle la muñequita linda (siempre fuiste tú aquella delicada muñeca), ni la del sevillano de las siete hijas, ni la de Alfonso XII. El otro día me salió cantarla un poco en una sala de exposiciones con Samuel pero no se la sabía bien y le tuve que enseñar, como tú me enseñaste a mí.
Por un momento estuviste allí. ¿Estabas cantando con nosotros?
Vuelve, que necesito consejos sobre como cuidar a mamá, lo intento hacer lo mejor que puedo pero tú sabías mejor.
Vuelve y cuéntame.
¿Sabes una cosa? Ya tengo un trabajo, es de cocinera. Seguro que te habría gustado, a mí también, pero no es lo que quiero hacer siempre. Creo que nunca llegué a explicarte lo que quería estudiar... Ven, que me encantaría hacerlo, como cuando te enseñaba mis juguetes.
Mamá vuelve a vivir tu pérdida algunas noches y te echa mucho de menos, yo no sé cómo explicarle que todavía estás aquí.
Ven, y hazlo tú.
Hemos vuelto a comprar yogures, ahora me han empezado a gustar.
Ven, y merendamos juntas.
Ahora tenemos un gatito. Con lo que te gustaban esos bichillos, ¡te encantaría este!
Mamá dice que si siguieras sentándote en tu sillón, él se pasaría las tardes acurrucado en tus piernas y yo creo que tiene razón. Es una pequeña joya a la que abandonaron.
Ven, que te le presento.
Te veo muchas veces, te quiero encontrar en cada guerrera pacífica con el pelo blanco que camina por la calle, pero el trono lo tenías solo tú.
Te veo cuando una madre y una hija están dando un paseo, o cuando voy al parque, o cuando cualquier abuelita se me cruza por la ciudad y siento el deseo de ir corriendo a abrazarla pensando que eres tú.
Este verano hice una amiga, estaba con Samuel sentada en un banco y quiso sentarse con nosotros,
nos contaba historias y yo quise pensar que os parecíais, también imaginaba las historias que tú nos contarías en su lugar.
Nos invitó a ir a su casa cuando quisiéramos, era amable como tú. Me gustaba pensar que podrías ser tú, y también quise abrazarla.
Vuelve, que te echamos de menos.
Ven, y tráete a Diego.
Ven, y cántanos la nueva canción de Moustaki que sólo puedes escuchar tú ahí arriba.
Ven, que necesitamos que nos protejas, que a vivir sin ti no se aprende.
Ven, y cuéntame la historia de tu fortaleza.
Ven, que sin ti sigo sin saber ser.