domingo, 16 de febrero de 2014

También hay días malos en verano.

Seguro que tú también has estado ahí, en ese momento en el que o necesitas una hostia o un abrazo que dure mucho.
Hay algo peor que no llegar a la estación.
Como cuando vas con tiempo a hacer algo muy importante, llegas al andén 15 minutos antes,
revisas que estás donde que tienes que estar veinte veces, esperas al tren, llega, lo miras, sale gente, entran dos o tres, sigues mirándolo, es tu tren.
Ves como se cierran las puertas, estás inmóvil y se marcha sin ti, y tus ojos fijos ahí, viéndolo todo.
Te quedas parada como una idiota. Era tu tren, y no lo has cogido, pero lo has visto todo.
Has sido testigo de nada, porque nada es lo que te va a pasar ahora.
No sabes que hacer pero tienes claro que ésto no puede ser bueno. Te arrancas de ti misma para no destruirte.
Andas, te encuentras en otro andén, y sin tener billete, te enamoras de la necesidad de ayuda para subir que reclama la anciana que tienes al lado y te recuerda a tu abuela, entras sin saber adonde vas.
Buscas el vagón restaurane, pero no es uno de esos trenes, y acabas delante de una máquina que expende agua. Te ahogas y hablas con un tío con sombrero y periódico. No es de aquí, pero también quiere ahogarse. Te mira con la misma soledad descrita en las páginas de tu cuaderno azul.
Habláis de Lisboa pero el tren va hacia Lyon. Tú no sé.
Respira tu cansancio y ojeras, y se los bebe de un trago con la botella de agua.
Te impactas y medio tiemblas. Te das cuenta de donde estás, te sobresaltas y te bajas en la próxima parada.
Creo que ya sabes lo que quieres, o por lo menos, lo que no quieres.
No has cogido el tren correcto pero no has acabado tan mal.
Corres. Tu amigo del periódico se inquieta y tú le gritas al bajar: ¡Gracias!
Y te vas con el corazón en un bolsillo y el frío del norte pidiéndote que vuelvas a casa.
Sigues sin saber muy bien de que va todo esto, pero sigues, que en el fondo eso es lo que importa.
Ya cogerás tu tren.

jueves, 6 de febrero de 2014

Supéralo ya

A lo mejor hacer lo que he hecho hoy aunque parezca una tontería, tiene una gran importancia.
A lo mejor dejar de ser tan fría con la gente y decirte que te echo de menos es algo bueno.
El problema es que siempre se lo digo a la misma persona,
el problema es que siempre recibo la misma respuesta,
nada.

A lo peor ésto es mas difícil de lo que creía,
y tengo el puto síndrome de Estocolmo
o es simplemente que me gusta matarme por ti algunos ratos.
Yo que sé.
Menos mal que por lo menos, con los demás no soy tan débil,
y no dejo que me toquen como lo hiciste tú.

Aunque eso que acabo de decir, es casi tan destructivo
como tu abandono en aquel invierno.

"No dejo que me toquen como lo hiciste tú"
No darle a nadie lo mejor de mí,
no morir por nadie más.

Ese es un regalo muy caro, mi vida.
Demasiado para lo poco que tengo.
Demasiado para que no te importe nada.
Ese es un regalo
que ojalá pronto, te deje de hacer.