Supongo que una de las principales características que nos distingue a las personas es ese cambio constante al que estamos sometidos: ya sea para crecer, aprender, perdernos o hundirnos. Por mucho que intentemos estabilizar nuestros factores internos para asentar una base, los factores externos siempre estarán afectándonos de alguna manera. Una persona no es lineal.
Aplicando esto a las relaciones humanas, puede que haya una posibilidad de que dos personas se conozcan en un momento en el que no están preparadas para conocerse y todo salga mal, pero a lo largo del tiempo con los cambios soportados, puede haber un amoldamiento y se aprenda a convivir, incluso a querer.
Estoy hablando de nosotros.
Nos hemos desconocido, ignorado, menospreciado, querido hasta el extremo, disparado donde más nos dolía, , vilipendiado, desgarrado, agujereado..
Y hoy, por imposición de la vida, del universo, de quién coño rija las leyes de las relaciones humanas, o de nuestra inconsciencia, ello, yo o superyó; me ha parecido que estábamos a gusto el uno con el otro.
Que no queríamos llegar a nuestro destino, no sé. Tal vez es que ha sido poco rato y no nos ha dado tiempo a espantarnos. O que haya sido sólo una ilusión, un espejismo.
El caso es que me ha gustado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario