jueves, 10 de octubre de 2013

No me vengas con milongas.

¿Insinúas que ahora te duele/fastidia que no quiera saber nada de los de tu "sangre"?
¿Te molesta que no quiera ir ni al lugar donde viven para recuperar algo mío sólo por evitarlos?
¿Me adviertes que va a llegar tarde o temprano el día en que tenga que verlos? Eso lo sé, y no veas como me jode. Pero mientras tanto, no voy a propiciar un encuentro. ¡Faltaría más!
Te asustas del monstruo que tú mismo has creado ¿eh? Te lo tienes merecido.
¿Cómo pretendes que me importe una mierda gente a la que nunca importé una mierda? Pueden decir las mentiras que quieran, aquí las cosas se demuestran con hechos, y de ellos lo único que he recibido ha sido palabrería barata, cinismo. Y toda esa gazmoñería no sé si me hace reír o llorar. Por si acaso río.
Yo también puedo decir que dentro de dos meses me iré de misionera a África, y nunca hacerlo, pero queda bonito ¿no? No sé si me explico. Pues así son ellos.
Tranquilo, tú no estás a su altura, tú tienes tus esporádicas muestras de estimación, aunque la mayoría son cuando te pongo en la cuerda floja, pero algo es algo. Y he aprendido a conformarme.
Tranquilo también por esto otro, hace unos meses decidí no ponerte más en esa cuerda. Sostenerla me salía demasiado caro. Quiero decir, que decidí dejar de tomarme molestias para ver si te importaba. Ya no necesito nada. Me has enseñado a no necesitar ese afecto.
¿Qué quieres que te diga? No te asustes de que de un tiempo a esta parte ya no te llame. ¿No era ése tu propósito?
El otro día te atreviste a quejarte de que ya no te llamaba. Viviendo en la misma ciudad y desde hace más de dos meses sin vernos. Simplemente te ignoré. Era demasiado surrealista.
Yo tengo mis motivos para no llamarte y son esos. ¡Dime cuáles son los tuyos!
Yo tengo veinte años y tú cincuenta. Dime ¿quién es más gilipollas de los dos?
En fin, que yo te aprecio, pero no me vengas con directrices morales de la sangre y la familia porque no quiera oír hablar de la posibilidad de ver a tus hermanos, cuando tú llevas meses sin verme, viviendo a 10 minutos en coche de mi piso. Quieres salvar el mundo y en tu casa se mueren de hambre.
Que la indolencia lleva a más indolencia y somos el experimento que lo demuestra.
Mira, a mí ya no me duele tu indiferencia, pero si me llamas una vez al mes y perturbas mi mañana musical, haz el favor de no venirme con estas milongas.



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