viernes, 10 de enero de 2014

Un día me pediste que te escribiera algo y yo me reí.

La gente está gris,
Valladolid no puede hablar,
pero tú y yo aún podemos
mirarnos en secreto,
tropezar con nuestros silencios,
tambalearlos y convertirlos en un juego.
En nuestro juego.
Tú me buscas,
y yo me pierdo por encontrarte
hasta acabar chocándonos
en el pasillo de los enigmas
que se resuelven con tu cuello al descubierto
y mis besos apuntándote
a fuego directo a discreción.

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