He decidido dejar de hablar de ti. Menuda gilipollez, sabes que no puedo y para hacérmelo más difícil me mandas a los pájaros de mi cabeza de vuelta cada vez que los mando volar por ahí, y me cuentan que han estado contigo.
Cualquier día vas a redactar el documento más romántico del mundo y no va a ser para mí. Y menos mal. Yo sólo quería que te quedaras.
He decido que me va a dejar de recordar a ti cada paso que de desde el trabajo a casa. Voy a tener que dejar de imaginar que te encuentro en todas las esquinas o que cualquier día voy a pasar por debajo de la santa y vas a estar. Porque crees que te has ido, pero yo todavía no, y aquí no sé quien manda pero tú sigues viniendo aunque no estés.
¿Lo ves? Se me sigue yendo la cabeza pero ahora no te lo puedo contar.
Y es por eso, por lo que he decidido dejar de hablar de ti, para compensar estos kilos de ganas de verte que se me vienen encima por todas esas veces que pienso en ti.
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