lunes, 6 de abril de 2015

Una vez aparqué un coche todos los días.

Es como cuando estás aparcando,
¿sabes cuándo te metes en una relación y entras en el hueco pero estás muy separado de la acera o torcido? En definitiva, por lo que sea te has metido mal, y a veces es necesario salir para volver a entrar. Entonces calculas todos los pasos para esta vez hacerlo bien, pero cuando estás fuera de nuevo y con el intermitente puesto, se ha formado una cola gigante y están todos los coches pitando, te pones nervioso y sientes ese impulso necesario de dejarlo allí todo y salir vertiginosamente.
Pues así sería, sólo que yo al final nunca me voy a aparcar a otro sitio, prefiero intentarlo y que esperen a que encaje ganando, a irme corriendo y sentir vergüenza.
Aunque todo depende del grado de presión al que te sometan, supongo. Entiendo que a veces sea necesario escapar para no terminar machacado. Supongo también, que aquí entra en la ecuación el material del que está hecho uno.

Ya sé que no te has enterado de nada, pero yo me he entendido
y como estoy hablando sola, todo va bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario